miércoles, 18 de febrero de 2009

La gran sinfonia



Dejando mis quejas a dios
como las pataletas de un niño
a una bustosa madre
el decantar de una tarde
al final del verano
nos precipita al infinito.


Mientras todo fluye a un ritmo preciso
hay musica en todas partes
la cancion de la vida nunca termina
y el silencio es el mayor ruido
el segundo movimiento
recompensa la paciencia al primero
lo exitante y estresante
siempre van al comienzo
serenidad y sentimiento
llegan al final si sabes
poner la oreja a la eternidad.


El no saber lo que viene
transforma todo en milagro
no me hagan reir con el diablo!
no me hagan reir con ojos pintados de negro!
nuestros unicos enemigos somos nosotros
nosotros arruinamos la fiesta
con nuestras mentes confundidas
frente a esta gran orquesta
frente a esta gran sinfonia
cuyo director esta arriba
mucho mas arriba de la pelota.


1 comentario:

Adelina dijo...

Me ha gustado muchísimo este poema, y además, dices una verdad como un templo, nosotros somos el mayor infierno...

Un beso.