La rosa del puñal

Sentado flexiblemente en un sillón
observando eternamente la puerta
esperando que suene el timbre
finalmente lo hace
finalmente hacen ingreso los invitados.

Hacen ingreso los invitados
con luces en los ojos
una mezcla de timidez y dicha
invade el lugar blanqueado
iluminado hasta decir basta
sombras como el alma del anfitrion
como velos
hay invitados que no se ven.

Se suceden los abrazos naranjos
gritos y ruido inundan el silencio
se suceden los abrazos naranjos
hasta que de una mano sale un filo gris
mas brillante que esos ojos
infiltrandose lentamente por la espalda
del anfitrion ya entregado.

El anfitrion esta entregado
emerge una mancha roja sobre su ropa
seguida de un tallo verde intenso
la rosa se abre camino al cielo
zigsaguea, vence la gravedad
su mirada tambien
ellos no querian ir
el los invito
ellos no querian ir
ahora ilusamente
el no sabe que camino seguir
el incesante subir de la rosa
o volver atras al sillón.