lunes, 29 de octubre de 2007

Despedida




Ahora son los adioses
que por un golpe de viento
se allegan o parten;
así son todas las dichas.
Si Dios quiere vuelvo un día
de nuevo la cara,
y no regreso si los rostros
que busco me faltan.

Así somos como son
cimbreando las palmas:
apenas las junta el gozo
y ya se separan.

Gracias del pan, de la sal
y de la pitahaya,
del lecho que olía a mentas
y la noche "hablada".
La garganta más no dice
por acuchillada;
no ven la puerta los ojos
cegados de lágrimas.


Gabriela Mistral

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Y nos pasamos la vida diciendo adios...

Un beso.

P@blo de Ovalle dijo...

Asi es y Gabriela quiso volver pero hoy debe despedirse otra vez porque aqui estan mas preocupados si fue lesbiana que de conocer aquella alma gigante del valle de Elqui.